Aunque son sin duda los más conocidos, el mundo del cannabis no se limita al CBD y el THC. Detrás de ellos existe toda una constelación de compuestos llamados cannabinoides, cada uno con estructuras químicas distintas y posibles efectos únicos en el organismo. Entre ellos se encuentra el CBDP o cannabidiforol, una molécula que fue identificada hace poco y que hoy despierta curiosidad porque podría diferenciarse del CBD en la manera en que interactúa con el cuerpo.
A lo largo de este artículo vamos a repasar qué se sabe de cada uno, en qué se parecen y en qué no, y qué dicen los estudios actuales sobre su potencial. De esta forma, podrás comprender mejor por qué el cannabidiol es tan conocido y el cannabidiforol apenas empieza a abrirse camino.
¿Qué son los cannabinoides CBD y CBDP?
CBD es la abreviatura de cannabidiol, uno de los cannabinoides más abundantes y estudiados de la planta de cannabis. Durante años ha sido el foco de numerosas investigaciones que lo relacionan con la modulación de procesos como la inflamación, el dolor y el equilibrio emocional. Hoy en día, el CBD es considerado un cannabinoide de referencia porque aparece en altas concentraciones en ciertas variedades de cannabis y porque su perfil de seguridad ha sido ampliamente evaluado.
El CBDP, en cambio, corresponde al cannabidiforol, un cannabinoide mucho más raro. Se detecta en cantidades extremadamente pequeñas dentro de la planta, lo que hace muy difícil obtenerlo directamente. Por esa razón, la mayoría de los estudios actuales se realizan con versiones producidas en laboratorio a partir de otros extractos. En conjunto, tanto el CBD como el CBDP forman parte de esa gran familia de moléculas llamadas cannabinoides que pueden estar dentro del cuerpo, sintetizarse en laboratorios y, por supuesto, aparecer de manera natural dentro de las plantas.
¿Qué es el CBDP y cómo se descubrió?
El cannabidiforol pertenece a la familia de los fitocannabinoides, es decir, compuestos producidos naturalmente por la planta de cannabis. Sin embargo, esta distinción es bastante nueva, pues hasta hace muy poco se creía que solo podía obtenerse por procesos químicos en laboratorios. Durante décadas, el CBDP fue solo un concepto químico. Los científicos podían sintetizar moléculas parecidas en el laboratorio, pero no se había confirmado su existencia en la planta. En 2019, un equipo logró detectarlo en pequeñas cantidades en una variedad concreta de cannabis. Según el estudio de Haghdoost et al. (2024), ese hallazgo permitió reclasificarlo como fitocannabinoide natural, aunque aclaró que la mayor parte de los experimentos con CBDP se realizan con compuestos obtenidos de manera sintética.
Un cannabinoide raro en la naturaleza
La presencia del CBDP es tan mínima en las plantas de cannabis analizadas que buscarlo se parece a intentar encontrar una aguja en un pajar compuesto de muchos otros cannabinoides. Esta rareza es lo que lo convierte en un cannabinoide especial, pues su simple detección ya fue considerada un logro. Que aparezca en cantidades tan bajas también explica por qué aún no lo vemos de forma comercial como ocurre con aceites CBD o flores de CBD que sí están disponibles en muchos lugares.
Diferencias estructurales entre el CBD y el CBDP
Cuando se comparan dos moléculas, a veces la diferencia está en detalles casi invisibles para nosotros, pero enormes en la escala de la química. El CBD y el CBDP son un buen ejemplo. El cannabidiol tiene una cadena lateral de cinco carbonos, mientras que el cannabidiforol cuenta con siete. Puede sonar como un cambio menor, pero en el mundo molecular estas variaciones pueden modificar la forma en que la sustancia interactúa con los receptores del cuerpo.
El interés en este tipo de cambios viene de casos como el del THCP, un cannabinoide que, gracias a una cadena lateral más larga, mostró una afinidad muy alta con los receptores endocannabinoides. Según Haghdoost et al. (2024), se planteó la posibilidad de que algo parecido ocurriera con el CBDP frente al CBD. Sin embargo, los experimentos iniciales no encontraron una potencia significativamente mayor. Esta diferencia estructural, no obstante, sigue siendo la base del por qué el CBDP despierta interés.
Comparación de efectos entre el CBD y el CBDP en el organismo
Para entender cómo actúan estos cannabinoides, primero hay que recordar que nuestro cuerpo tiene un sistema propio llamado endocannabinoide. Es una red de receptores que ayuda a regular funciones esenciales como el dolor, el apetito, el estado de ánimo o el sueño. El estudio de Haghdoost et al. (2024) se enfocó en comparar la manera en que el CBD y al CBDP interactúan con estos receptores, pero lo hizo in vitro, es decir, en condiciones de laboratorio y no directamente en humanos. Esa comparación nos da una primera idea de cómo podrían comportarse.
Interacciones en receptores clave
Los resultados mostraron que en los receptores CB1, vinculados principalmente al sistema nervioso, ninguno de los dos generó efectos significativos. En el CB2, más relacionado con el sistema inmune, el CBD mostró una ligera ventaja sobre el CBDP. Cuando se analizaron otros receptores como los de serotonina y dopamina, asociados a funciones emocionales y de motivación, el CBD volvió a mostrar cierta actividad, mientras que el CBDP apenas tuvo efecto.
La diferencia más llamativa apareció en el receptor mu-opioide, una proteína clave en los procesos del dolor. Aquí el CBDP no lo activó por sí mismo, pero sí pareció potenciar su señal cuando otras moléculas ya lo había estimulado. A este fenómeno se le llama “modulación alostérica positiva”. El CBD, en cambio, mostró un efecto contrario, tendiendo a reducir la actividad. Este hallazgo abre la posibilidad de futuras investigaciones sobre cómo el CBDP podría complementar a otros compuestos en el manejo del dolor.
Investigaciones científicas sobre CBDP y CBD
Cuando hablamos de ciencia y cannabinoides, el contraste entre el CBDP y el CBD se vuelve evidente. Uno apenas comienza a ser observado en laboratorios, mientras que el otro ya cuenta con un historial sólido de investigaciones en diferentes campos. Explorar lo que se sabe de cada uno es clave para entender hasta dónde llega el conocimiento actual y cuáles son las preguntas que todavía siguen abiertas.
Estudios iniciales sobre afinidad y potencia
El equipo de Haghdoost et al. (2024) se propuso comparar directamente el CBDP con el CBD en condiciones in vitro. Esto significa que los experimentos no se hicieron en personas ni en animales, sino en células y sistemas controlados de laboratorio. Como señalamos antes, el hallazgo más interesante surgió cuando se analizaron los receptores mu-opioides, que juegan un papel fundamental en la percepción del dolor. A diferencia del CBD, que tiende a reducir su actividad, el CBDP pareció comportarse como un modulador alostérico positivo. En términos sencillos, esto significa que no activaba al receptor por sí mismo, pero sí amplificaba la señal cuando otra sustancia ya lo había hecho. Este comportamiento abre una posible línea de investigación sobre su papel en la modulación del dolor, aunque de momento continúa siendo un dato preliminar.
En conclusión parcial, lo que mostró este estudio es que el CBD sigue siendo más activo y consistente en distintos receptores, mientras que el CBDP tiene un comportamiento más discreto, con una excepción llamativa en el ámbito del dolor. Esa particularidad no convierte al CBDP en una alternativa probada, pero sí en un compuesto digno de seguir investigando.
Posibles efectos en células tumorales
Otro trabajo relevante fue el de Salbini et al. (2021), que exploró la acción del CBDP en un modelo de células de cáncer de mama. Aquí, el objetivo fue observar si este cannabinoide podía afectar de alguna manera el crecimiento o la viabilidad de las células tumorales.
El estudio se llevó a cabo también en condiciones de laboratorio controladas, lo que significa que no se trató de un ensayo clínico ni de una prueba en organismos vivos. Los investigadores observaron indicios de que el CBDP podría influir en estas células, lo que despertó interés sobre su posible papel como agente antitumoral. Sin embargo, se trató de resultados muy preliminares, y los propios autores fueron claros en advertir que hace falta mucho camino para descubrir si este potencial se extiende a su uso en humanos.
Este tipo de hallazgos son importantes porque marcan el inicio de nuevas preguntas de investigación. En ciencia, a veces un solo resultado inicial es suficiente para abrir todo un camino de estudios futuros. Pero también es necesario ser prudentes: lo que funciona en una placa de laboratorio no siempre se replica en un organismo vivo, donde las interacciones son mucho más complejas.
La investigación consolidada sobre el CBD
Si pasamos al CBD, el panorama es muy distinto. El cannabidiol ha sido objeto de numerosas investigaciones que lo convierten en uno de los cannabinoides mejor comprendidos. Por ejemplo, el estudio de Tijani et al. (2021) mostró que el CBD podría regular la respuesta inflamatoria a nivel celular, reduciendo la sobreactividad sin bloquear por completo los mecanismos naturales de defensa. También existen estudios que lo relacionan con la reducción del dolor. Ensayos como los reportados por Hall et al. (2020), realizados en personas con dolor localizado y neuropático, observaron posibles mejoras en la percepción del dolor tras varias semanas de uso, con buena tolerancia. Por otra parte, investigaciones recientes como las de Parikh et al. (2024) han documentado su potencial para favorecer la cicatrización y apoyar la reparación de tejidos a través de su interacción con receptores específicos. Otros estudios han resaltado su potencial acción antioxidante, que podría ser capaz de neutralizar radicales libres y proteger frente al daño celular (Atalay et al., 2019).
Lo que nos muestra este conjunto de investigaciones es un panorama muy amplio, con hallazgos que abarcan desde la inflamación hasta la protección antioxidante. Aunque todavía queda mucho por aprender, el CBD ha construido una base sólida de evidencia, en contraste con el CBDP, cuya investigación recién está empezando.
Reflexiones finales
Hablar de las diferencias entre CBD y CBDP nos muestra dos caminos muy distintos dentro del mundo de los cannabinoides. Por un lado, el cannabidiforol representa el misterio: un compuesto recién descubierto, con características estructurales interesantes y hallazgos preliminares que despiertan curiosidad. Por el otro, el cannabidiol es un cannabinoide ampliamente estudiado, con una base científica extensa y aplicaciones que ya se están probando en distintos contextos.
Si bien el CBDP puede convertirse en una pieza relevante en el futuro, hoy todavía sabemos muy poco sobre él. Si quieres explorar el universo de los cannabinoides, el CBD sigue siendo la opción más confiable en la actualidad y para esto encuentras a Maionais CBD con productos de alta calidad a precios bajos. El CBDP, mientras tanto, representa un horizonte de posibilidades que, con el tiempo y más estudios, quizá llegue a ocupar un lugar importante. Lo fascinante es que cada nuevo hallazgo sobre estos compuestos amplía nuestra comprensión del cannabis y abre la puerta a futuros descubrimientos.
Referencias
- Atalay, S., Jarocka-Karpowicz, I., & Skrzydlewska, E. (2019). Antioxidative and Anti-Inflammatory Properties of Cannabidiol. Antioxidants (Basel, Switzerland), 9(1), 21. https://doi.org/10.3390/antiox9010021
- Haghdoost, M., Young, S., Holloway, A. K., Roberts, M., Zvorsky, I., & Bonn-Miller, M. O. (2024). CBD versus CBDP: Comparing in vitro receptor-binding activities. International Journal of Molecular Sciences, 25(14), 7724. https://doi.org/10.3390/ijms25147724
- Hall, N., James, B., Bhuiyan, M. A. N., Crane, E., Falgout, C., & Murnane, K. S. (2023). Topical cannabidiol is well tolerated in individuals with a history of elite physical performance and chronic lower extremity pain. Journal of Cannabis Research, 5(11). https://doi.org/10.1186/s42238-023-00179-8
- Parikh, A. C., Jeffery, C. S., Sandhu, Z., Brownlee, B. P., Queimado, L., & Mims, M. M. (2024). The effect of cannabinoids on wound healing: A review. Health science reports, 7(2), e1908. https://doi.org/10.1002/hsr2.1908
- Salbini, M., Quarta, A., Russo, F., Giudetti, A. M., Citti, C., Cannazza, G., Gigli, G., Vergara, D., & Gaballo, A. (2021). Oxidative Stress and Multi-Organel Damage Induced by Two Novel Phytocannabinoids, CBDB and CBDP, in Breast Cancer Cells. Molecules (Basel, Switzerland), 26(18), 5576. https://doi.org/10.3390/molecules26185576
- Tijani, A. O., Thakur, D., Mishra, D., Frempong, D., Chukwunyere, U. I., & Puri, A. (2021). Delivering therapeutic cannabinoids via skin: Current state and future perspectives. Journal of Controlled Release, 334, 427-451. https://doi.org/10.1016/j.jconrel.2021.05.005